VERSION TODAVIA EN BORRADOR PROVISIONAL PRESENTADA AL IIE. FALTA COMPLETAR.
SOBRE LA RACIONALIDAD EN ECONOMÍA
(Anotaciones para un marco teórico de entendimiento de la
organización de la población en contextos de pobreza
en el Perú contemporáneo)([1])
Andrés Huguet Polo,
UNMSM, Lima, Perú.
"El problema es que las
preguntas formuladas por el antropólogo son distintas de las del economista:
el primero quiere estudiar las interrelaciones que existen dentro del
conjunto de la sociedad y trata de explicar el funcionamiento de la totalidad
social. El segundo se plantea un tipo distinto de problemas: está interesado
por los principios lógicos que rigen la asignación de recursos para maximizar
la consecución de los fines deseados, y al abordar este problema sus
investigaciones se apartan del conjunto institucional que constituye el centro
de interés del antropólogo"([2]).
La cuestión de la pobreza y del comportamiento económico
de los pobres tiene relación directa con el problema de la racionalidad
económica. Sin embargo, lo primero que apuntamos a preguntarnos es acerca de
cómo se puede plantear la coexistencia de la racionalidad con la pobreza que,
en última instancia, no es sino un estado de privación, marginación y
depresión del ser humano.
En lo que se piensa es más bien en la irracionalidad de
los sistemas económicos que dan lugar y reproducen la pobreza (y no solamente
en el plano humano y moral sino incluso en lo estrictamente económico si
atendemos a la importancia del hombre como recurso productivo). Pero ello
supondría hacer equivalente racionalidad económica con inexistencia de la
desigualdad social y de la explotación económica, lo que -por lo menos en
términos histórico-concretos- no ha funcionado así por lo menos desde el
surgimiento de los sistemas basados en la apropiación del excedente por las
clases dominantes ([3]).
Pero también, a contraparte y en otro plano del
análisis, resulta posible, considerando a los pobres como agentes económicos
característicos, ubicar formas de conducta social y económica propias, consustanciales
a su misma situación de lucha por la sobrevivencia, y que participan de una
determinada lógica que es posible estudiar, buscando caracterizar sus notas
distintivas.
Lo cierto es que, desde el ángulo de la pobreza, la cuestión
de la racionalidad económica resalta precisamente sus aristas de polémica, de
ahí que sea indispensable señalar algunos de sus aspectos principales.
Lange y la crítica de
Godelier.
El tema de la racionalidad es central en el pensamiento
económico, hasta un punto en que se vincula, según diversos enfoques, con la
definición misma de la actividad económica.
El surgimiento de la economía capitalista y con ella de
la racionalidad empresarial en la historia económica ha sido tomado como el
fundamento mismo del comportamiento económico: la preocupación por adecuar medios
a fines en contextos de escasez buscando obtener el máximo beneficio a
contraparte del mínimo desgaste o costo de los factores antecedentes. La
ganancia capitalista ha sido tomada así implícitamente como el núcleo y motivo
esencial de la economía.
La generalización histórica del modo de producir capitalista
a nivel mundial, por un lado, y el predominio de una concepción etnocéntrica de
la ciencia en general y en particular de la economía, de otra parte, son las
razones fundamentales para haberse llegado a absolutizar la dinámica
capitalista de producir, de intercambiar y de consumir como la forma por
antonomasia del comportamiento económico. Y, en contextos más recientes, y a la
vista de las desigualdades mundiales entre los países, como la piedra angular y
prerequisito del desarrollo económico.
Con tal presupuesto y siendo el empresario capitalista el
sujeto privilegiado del sistema económico correspondiente, resulta pertinente
anotar que en la discusión de la racionalidad económica se ha tendido a
subsumir dos lógicas diferentes o dos planos distintos de análisis: la lógica
de los sujetos económicos y la lógica de los sistemas económicos. Es
por ello útil la distinción que al respecto hace Godelier:
"En
la literatura contemporánea, el tema de la racionalidad económica se presenta
bajo la forma de dos preguntas: 1º) ¿ En qué forma deben comportarse los agentes
económicos en un sistema económico dado para alcanzar los objetivos que se
proponen ?. 2º) ¿ Cuál es la
racionalidad del sistema económico en sí y cómo compararla a la de otros
sistemas ?."
"La
primera pregunta tiende a volver explícita una racionalidad intencional que
persiguen los individuos; la segunda una racionalidad no intencional, como
la capacidad de asegurar el crecimiento de los medios de producción en diversos
sistemas, la elevación del nivel de vida, etc."([4])
Ni el pensamiento económico clásico ni el neoclásico -el primero concibe al comportamiento
económico como un dato constante de la naturaleza humana, el segundo se centra
en la dinámica del comportamiento y la elección individual- han estado en condiciones
de asumir plenamente la distinción anterior sino que han sido más bien
responsables de la confusión, incapacitando el análisis para la comprensión
de lógicas económicas alternativas al capitalismo, tanto en el desarrollo
histórico como en la diversidad etnológica, como también en el entendimiento
de la posibilidad de un sistema alternativo (socialista).
Una vez más aquí también el hecho de poner de lado a la
sociedad en provecho del individuo y, junto con ello, eternizar a éste,
aparece como la crítica esencial a la economía política:
"(...)
A los profetas del siglo XVIII, sobre cuyos hombros aún se apoyan totalmente
Smith y Ricardo, este individuo del siglo XVIII -que es el producto, por un
lado, de la disolución de las formas de
sociedad feudales, y por el otro, de las nuevas fuerzas productivas desarrolladas
a partir del siglo XVI- se les aparece como un ideal cuya existencia habría pertenecido
al pasado. No como un resultado histórico, sino como punto de partida de la
historia. Según la concepción que tenían de la naturaleza humana, el individuo
aparecía como conforme a la naturaleza en cuanto puesto por la naturaleza y no
en cuanto producto de la historia. Hasta hoy, esta ilusión ha sido propia de
toda época nueva". ([5])
Abordando la misma problemática se ha distinguido entre
un enfoque material o sustantivista de la economía frente a otro formal,
preocupándose el primero por el desenvolvimiento real de los sistemas
económicos, privilegiando el análisis empírico -lo que Karl Polanyi extiende a
lo que denomina el análisis institucional ([6])-,
frente a la concepción que privilegia la lógica intencional del comportamiento
de los agentes económicos. Es pertinente señalar que el enfoque institucional
ha permitido abrir vínculos de intercambio interdisciplinario entre la
economía y la antropología al ampliar el análisis a una pluralidad de situaciones
de relación entre la estructura económica y la estructura social de conjunto
y, por consecuencia, a diversas lógicas de funcionamiento económico.
La economía política -en su vertiente formalista- ha tomado
la racionalidad de una manera superlativa: se trata de definir el
comportamiento racional en general y al hacerlo se lo hace equivalente a lo que
debe entenderse por comportamiento económico. La economía política deja de ser
así un aspecto especial de la acción social y aparece como un aspecto de toda
actividad humana, sólo por el hecho de estar orientada a un fin. Así, un hombre
es racional cuando persigue finalidades coherentes entre sí y cuando emplea
medios apropiados a las finalidades buscadas. Se trata de la adecuación óptima
de los medios a los fines.([7])
Oskar Lange es quien, después de distinguir
esquemáticamente a las sociedades anteriores al capitalismo como partícipes de
la llamada economía natural y en donde aún no impera el "principio
económico", define a este último (que es la racionalidad económica en sí
mismo) de la siguiente manera:
"La
obtención del máximo beneficio en la empresa capitalista se realiza a través de
la aplicación de cierto principio general de comportamiento que se llama principio
de la racionalidad económica, o también simplemente principio
económico. Se trata del principio general del comportamiento racional, en las
condiciones en que el fin y los medios de la acción están cuantificados. Este
principio enseña que el grado máximo de realización del fin se obtiene
actuando de forma tal que por un gasto dado de medios se obtenga el grado
máximo de realización del fin, o que por un grado dado de realización del fin,
se gaste un mínimo de medios." ([8])
De acuerdo a esta tesis el principio puede funcionar ya
sea porque se consigue un máximo resultado o rendimiento o porque hay un mínimo
de medios utilizados. Históricamente los ejes que marcan la aparición del
llamado "principio económico" son la actividad lucrativa y la
ganancia (distinta de la actividad doméstica de autoconsumo), el desarrollo
mercantil y los procedimientos consustanciales que son la cuantificación, el
cálculo monetario y la contabilidad empresarial.
Según lo anterior para este razonamiento funciona el
siguiente esquema:
Godelier ha mostrado cómo esta manera de entender las
cosas desemboca en una visión apologética del capitalismo como sistema
económico universal-natural. Si Smith y Ricardo concibieron la racionalidad
económica (capitalista) como natural e invariable en la historia, Lange termina
coincidiendo con ellos en el sentido de hacer recorrer a la humanidad y al
conjunto de las sociedades el camino universal de la transición de la economía
natural a la lucrativa. Y son el empresario, el comerciante y el banquero
quienes encarnan el punto culminante de esa evolución que en todo caso el
socialismo perfecciona. De tal forma el fin del desarrollo lo constituiría
dicha racionalidad, con lo cual se configura una visión etnocéntrica de la
economía puesto que desecha toda otra posibilidad de organización económica
(racional). Resulta así efectivamente que para ellos
"El
reino de la razón empieza, pues, [para los clásicos y neoclásicos. Nota
nuestra] con el surgimiento del capitalismo" ([9]).
Pero la concepción de Lange resulta susceptible de una
crítica mayor aún puesto que, para este autor, de este principio económico se
desprenden en el desarrollo de la sociedad moderna las bases del comportamiento
en las diversas esferas de la conducta social (el señala: estrategia militar,
investigación científica, por ejemplo). Aparece así la vida económica como
punto de derivación de la totalidad social. Se cae así en un economismo,
puesto que
"La
práctica económica (por lo tanto material) está planteada como la fuente, la
matriz, de toda racionalidad. Progresivamente, lo racional abarca todos los
demás aspectos de la práctica social."([10])
El hecho de que, para Lange, economista marxista, el principio
de racionalidad se realice plenamente en el socialismo (ya que, según esta
concepción, a pesar de todo el capitalismo traba el principio de racionalidad)
no lo exime de las críticas anotadas de economismo y de etnocentrismo.
El punto de vista de Polanyi.
El enfoque de Polanyi tiene, en parte, la misma preocupación
de la crítica de Godelier al formalismo económico -tanto que el pensamiento del
autor de The Great Transformation sirve no solo de base a la
reflexión anotada sino a buena parte de los fundamentos realistas de la
antropología económica-. Los puntos de reflexión, sintéticamente, son los
siguientes:
1) la concepción formal y real de la economía derivan de
puntos de partida radicalmente diferentes. El significado real se desprende
"de la dependencia en que se encuentra el hombre con respecto a la
naturaleza y a sus semejantes para conseguir el sustento", tiene que hacer
con el marco natural y social; mientras que el sentido formal tiene que hacer
con la relación medios-fines, se refiere a la elección y sus leyes son las del
pensamiento, frente a las otras que son las de la naturaleza.
2) Sólo el significado real, por sus fundamentos, permite
a las ciencias sociales construir conceptos para estudiar todas las economías
que existieron o existen; a diferencia del enfoque formal que reduce a la
economía al análisis de situaciones de escasez en donde es factible la economización.
El significado formal en última instancia depende del significado real:
el desenvolvimiento material de la economía proporciona el marco para el
razonamiento económico de los individuos y de los agentes económicos en
general.
3) La economía es una actividad institucionalizada,
es decir con unidad y estabilidad, lo cual depende de las "condiciones
sociales que determinan las motivaciones de los individuos". De manera tal
que la economía humana está "integrada y sumergida en instituciones de
tipo económico y extraeconómico" y sólo en el curso de un análisis global
puede ser adecuadamente entendida e interpretada.
4) Por consiguiente el objeto de interés no es solamente
el análisis de la actividad - que, para Polanyi, son movimientos de situación
(producción, transporte) y de apropiación (circulación, administración),
sino sobre todo de los procesos sociales a través de los cuales se halla
institucionalizada la economía:
"El
estudio del lugar cambiante que ocupa la economía en la sociedad no es, pues,
más que el análisis de cómo está institucionalizada la actividad económica en
diferentes épocas y lugares" ([11]).
5) Existen diversos "mecanismos de integración"
que permiten en cada sociedad la producción y reproducción de bienes
materiales. Estos son la reciprocidad, la redistribución y el intercambio. De
esta manera la forma mercantil resulta reducida históricamente, así como
incluida estructuralmente ddentro de una categoría má amplia, y si bien tiende
a coincidir con el capitalismo, aún es preciso distinguir, a un nivel má
específico, tres tipos de intercambio (operacional, acordado e integrador)([12])
siendo sólo el último de ellos el que corresponde propiamente a las reglas de
determinación de precios según la oferta y demanda, típica del capitalismo.
6) En parte como consecuencia de lo anterior y en virtud
de la interrelación entre lo económico y lo extraeconómico, hay que clasificar
a los sistemas económicos en: a) "incrustados" (embedded)
en el funcionamiento de estructuras sociales no-económicas (relaciones de
parentesco, relaciones políticas, relaciones religiosas) y b) "desprendidos" (disembedded)
de las otras relaciones sociales extraeconómicas y que son los sistemas económicos
mercantiles. Los primeros sistemas sólo pueden ser explicados en virtud de las
reglas de los elementos extraeconómicos que le dan sentido, mientras que el
sistema económico mercantil (capitalista) tiene su propia regulación interna.
La racionalidad de los agentes.
Es posible distinguir dos planos en el análisis de la
racionalidad económica.
Uno, relacionado al funcionamiento objetivo del sistema
económico y que se expresa en las leyes y mecanismos de funcionamiento
concreto, en su desenvolvimiento real de conjunto, es decir en la dinámica de producción
de los bienes materiales y en la forma de reproducción de dicho sistema.
Y, el otro, vinculado a la forma como se conducen los
integrantes del sistema económico, sus agentes, sujetos o actores y que se
expresa en las reglas de comportamiento que les permiten actuar para la
producción y reproducción de la vida material. Estos agentes, por encima de los
postulados ideológicos de las orientaciones clásicas o neoclásicas que
postulan al individuo como sujeto arquetípico o la empresa capitalista como
modelo organizacional por excelencia, son más bien conmunmente sujetos
colectivos, sean estos familias, grupos, estratos o clases sociales.
¿ Cuáles son las reglas que guían el comportamiento de
los sujetos económicos, la racionalidad entendida en términos subjetivos ?. La
distinción introducida por Herbert A. Simon ([13])
resulta particularmente útil, sobre todo porque permite apreciar variabilidades
y planos en dicha conducta.
Una forma se denomina "racionalidad procesal",
es decir la referente al comportamiento cuando "es el resultado de una
deliberación apropiada" que le permite enfrentar "situaciones
problemáticas" y solucionarlas. Forma de racionalidad y de comportamiento
que se diferencia de la racionalidad "sustantiva" que funciona sólo
dentro de los límites impuestos por un determinado ambiente, es decir
"por las condiciones y restricciones dadas". La primera supone un
margen de actuación dinámica y de iniciativa del sujeto, mientras que la
segunda resulta prácticamente adaptativa y recurrente.
De lo anterior deducimos entonces tres planos:
A. Racionalidad objetiva proveniente del sistema
económico que impone metas, escalas de valores y medios específicos.
B. Racionalidad sustantiva del sujeto que
asumiendo las metas dadas resuelve situaciones específicas, reiterando las
reglas de funcionamiento del sistema.
C. Racionalidad procesal del sujeto que enfrenta
situaciones problemáticas replanteando metas, readecuando fines y ejerciendo
iniciativa.
Marco de situaciones que indudablemente suministra un
contexto más flexible para la comprensión del comportamiento de los sujetos
económicos, que incluye no solamente las determinaciones del sistema, ni
exclusivamente la asimilación y puesta en práctica del contexto ideológico y
valorativo por los los actores sociales y económicos sino, lo que queremos
resaltar, las peculiaridades iniciativas de los propios sujetos que vistos así
aparecen como elementos predominantemente activos.
Los elementos y marco de la
racionalidad.
La racionalidad, entendida fundamentalmente como comportamiento
derivado de una actitud mental, en cualquiera de sus formas significa un
conjunto de elementos indispensables. Raimundo Prado señala que toda
racionalidad tiene una estructura formal común compuesta por la relación
medio-fin, un saber sobre dichos fines y medios, es inteligible, supone maximizaciones
y minimizaciones que suponen el "orden", cuenta con agente capaz,
parte de la aceptación de ciertos principios y reglas que son garantías de
racionalidad y cumple una función de mediación básicamente metodológica ([14]).
Aunque la preocupación central de Prado es la racionalidad
científica y no tanto el comportamiento racional como conducta social y de ésta
no sólo en términos individuales sino fundamentalmente sociales y colectivos y
al interior de un sistema económico y un orden social, las notas distintivas
propuestas nos parecen centrales. Particularmente porque si bien se enfatiza la
importancia de la relación metodológica y de corrección de procedimiento que
supone la vinculación coherente y maximizadora-minimizadora de la adecuación
medios-fines y, como también recuerda el autor remitiéndose a Kolakowski, todo
ello supone la "existencia de pautas fundamentales comunes a todos los
seres humanos de todas las culturas y de todos los tiempos, aunque no se tenga
la conciencia de la universalidad" ([15]),
ello no puede negar la relatividad de los propios fines en sí mismos, de los
objetivos sociales y culturales buscados.
Dicho de otra forma, la racionalidad es consustancial al
ser humano, es el sustento de buena parte de sus actividades, incluidas las
sociales y dentro de ellas las económicas. Constituye el marco lógico de la
conducta, toda sociedad efectivamente buscará adecuar medios a fines y
lógicamente maximizar resultados y minimizar esfuerzos y desgastes, pero a
partir de la determinación primera de los valores culturales, de los principios
buscados que orientarán dichas acciones.
De tal forma la racionalidad actúa dentro de un marco de
referencia relativo, aunque en su estructura supone una lógica universal([16]).
De lo que se trata entonces es de estudiar los marcos de referencia variables y
la forma cómo se proyectan en la estructura de la racionalidad dando formas
concretas.
A este respecto -la
dependencia de las formas de racionalidad frente a fines y valores
históricamente determinados y variables- tiene importancia llamar la atención
sobre el énfasis que hace Weber al distinguir la "actividad racional
finalista" (zweckrationalität) (acción arreglada respecto a fines
o racionalidad formal o instrumental, racional en cuanto a su fin práctico) y
la "actividad racional valorativa" (wertrationalität)
(racionalidad sustantiva o acción arreglada respecto a valores o fines
éticos)([17]). A pesar
de que algunos autores como Lange ([18])
consideran, en la intención de homogenizar y uniformizar la racionalidad en
función de su esquema centrado en el surgimiento del "principio
económico" ya referido, que la racionalidad valorativa participa del mismo
sentido y se subsume en la racionalidad finalista, apreciamos que, por el
contrario, la distinción weberiana permite precisamente comprender, si la
utilizamos en el contexto de las críticas modernas a las concepciones
etnocéntricas de la racionalidad, la integración de la racionalidad a las
variaciones propias del desenvolvimiento de la cultura como realidad múltiple y
diversa. No inclinamos, por consiguiente, a proponer la posibilidad de que la
racionalidad
valorativa suministra el marco
general de desenvolvimiento
de la racionalidad
instrumental, la cual no necesariamente coincide -como ya lo anotáramos- con la
racionalidad capitalista sino simplemente con la adecuación de medios a fines
entendida en términos generales.
Con las ideas anteriores, los conceptos de maximización y
minimización (de objetivos y medios, respectivamente) resultan plurales en su
referencia dependiendo del marco cultural y social del grupo donde actúen. De
tal forma en esos contextos maximización al no ser exclusivamente optimización
del beneficio lucrativo (capitalista y/o mercantil) puede ser también
maximización de resultados en términos de grupo social de referencia, de
niveles de prestigio, de red social obtenida, de consumos diferenciados, etc.
Para el Perú contemporáneo se ha reflexionado en este
sentido, oponiendo a una racionalidad derivada de lo que podría ser la
"lógica de la situación" (Karl Popper) -es decir un concepto de
racionalidad que se conjuga con la idea de equiparar racionalidad con modernidad
y dinámica empresarial capitalista (rational choice)- una idea diferente de
racionalidad basada más bien en objetivos plenamente sociales y/o políticos.
Nugent propone lo que Rochabrún denomina una "racionalidad
comunicativa" y que se define como:
(...)
aquí se habla de una racionalidad intersubjetiva (subrayado nuestro), y
que los significados de la acción social de los actores solamente se verifican
en la medida en que refuerzan el reconocimiento intersubjetivo. Se puede
equiparar racionalidad con voluntad democrática consciente, con
constitución autónoma de colectividades. Lo que expreso aquí no es desconocido
para quienes protagonizaron las principales luchas sociales y políticas en la
década de los 70. Si algo caracteriza a esos años es la veloz difusión del
principio de asociación como elemento constitutivo de la vida social"([19]).
Puede pues existir, distinta de la típica racionalidad
instrumental, una racionalidad intersubjetiva cuya raigambre solo puede
comprenderse mas allá de las conductas exclusivamente económicas remitiéndose
a la política, a la organización social, la conformación de identidades y si de
modernización se trata supera la simple modernización de la economía para
acometer el "modernismo de la vida social" ([20]).
En otro contexto de lo que se trata es de definir una
racionalidad mas allá de la consideración del sistema económico capitalista y
de los mismos sistemas económicos y que pueda dar cuenta como síntesis de la
articulación de estos aspectos con la totalidad social. Búsqueda de
globalización por un lado y restablecimiento de la totalidad social por el
otro. A nuestro criterio quien de manera mas concreta ha planteado esta
necesidad ha sido Godelier al formular lo que debe ser una racionalidad social
global:
"Por
medio de la hipótesis de una correspondencia de las estructuras económicas y de
las estructuras políticas encontramos de nuevo la idea de una racionalidad más
amplia, y de una correspondencia entre todas las estructuras de un sistema
social, parentesco, religión, política, cultura y economía. Por lo tanto no
existiría racionalidad propiamente económica sino una racionalidad social
global, totalizante, una racionalidad social e histórica. Max Weber ya había
intentado poner en correspondencia con la religión protestante, el capitalismo
mercantil y las nuevas formas del derecho y del pensamiento filosófico. Esta
tarea necesita, para ser fecunda, la colaboración orgánica de distintos
especialistas de los hechos sociales, y esta colaboración implica una metodología
que todavía no se elabora" ([21]).
La pluralidad de situaciones en las que se desenvuelven
los sectores sociales partícipes de niveles de pobreza y los contextos
múltiples típicos de sociedades como la peruana en proceso de transición
-pensando además que la misma crisis y/o desestructuración o desintegración
lleva elementos remisibles al concepto de transición- impone una concepción de
racionalidad que implique la complejidad anotada.
[1] Informe
presentado en el proyecto de investigación Racionalidad económica en
condiciones de pobreza en el Perú actual. Instituto de Investigaciones
Económicas, UNMSM, Lima, 1993.
[2]. FUSFELD, Daniel B.: La teoría económica
descaminada: la subsistencia de la sociedad primitiva. En: Karl Polanyi y
otros: Comercio y Mercado en los Imperios Antiguos, cap. XVII, p. 391.
Ed. Labor Universitaria.
[3]. Lo que, lógicamente, está directamente relacionado
con el reto teórico e histórico que plantea -desde el ángulo de la investigación
sobre la racionalidad- la existencia de economías anteriores (histórica como
estructuralmente) al surgimiento de la sociedad de clases.
[5] MARX, Carlos: Elementos fundamentales para la
crítica de la economía política. Introducción, p. 5. Ed. Siglo XXI
[7]. Si bien el planteamiento anterior es común a la
teoría económica, existen posiciones como la de F. A. Hayek que toma distancia
relativa, sin embargo sin dejar de identificar actividad economica con
racionalidad: "yo diría que el supuesto de racionalidad implica que
las mentes de los demás son similares a las nuestras. Por esta razón, uno puede
entender los fenómenos hasta cierto punto. Pero esto no es entender en detalle.
Nunca sabemos qué tipo de procesos están presentes en la mente de las personas
en momentos particulares; en consecuencia, todo lo que podemos alcanzar a
entender es la manifestación general de un proceso, pero no sus
características particulares en un momento determinado.(...) El comportamiento racional no es una
premisa de la teoría económica, aun cuando normalmente se presenta como tal [subrayado
nuestro]. El punto esencial que debe entenderse es que la competencia fuerza a
la gente a actuar racionalmente si está dispuesta a mantener su posición o si
aspira a mejorarla". "Un diálogo con el profesor Hayek, F. A."
En: PIZARRO, Diego (Comp.): Algunos creadores del pensamiento Económico
Contemporáneo. Se trata indudablemente de un punto de vista diferente,
por ejemplo, al de Ludwig von Mises quien identifica acción humana con acción
racional y a la economía como partícipe en esencia de dicha actividad de
cálculo.
[12]. "el movimiento puramente físico de un
"cambio de lugares" entre los sujetos (intercambio operacional);
los movimientos apropiativos de intercambio, a una equivalencia fija (intercambio
acordado) o a una equivalencia negociada (intercambio integrador)".
Op. cit, p. 300.
[13]. SIMON, Herbert A.: De la racionalidad
sustantiva a la procesal. En: Frank HAHN & Martín HOLLIS (Comp), Filosofía
y Teoría Económica, p.135 y ss. FCE.
[16]. Por cierto está fuera de discusión el necesario
sustento material de toda escala de valores y de objetivos culturales que
tienen los diferentes grupos sociales, aspecto que históricamente ha sido
dejado de lado por las concepciones estructural-funcionalistas en sociología o
culturalistas en antropología y que en este aspecto no compartimos.
[17]. Economía y Sociedad, t. I. FCE. En la
definición hemos conbinado las tipificaciones presentadas por Raimundo Prado
(Loc. cit.) a partir del texto de Weber (1984) La acción social: ensayos
metodológicos. Barcelona, Península., que supone precisiones terminológicas
en función de la traducción del mismo texto de Weber.
[19]. NUGENT, José Guillermo: La construcción de la
vida en el Perú como identidad histórica moderna. En: El Conflicto de
las sensibilidades. Propuesta para una investigación y crítica del siglo XX
peruano". Instituto Bartolomé de las Casas. Rímac. 1991. y también
ROCHABRUN, Guillermo: Del mito proletario al mito popular (Notas sobre el
caso peruano). En: Lo Popular en América Latina ¿ una visión en
crisis ?. Desco, 1992.